enero 27, 2011

L.A. BABY - PRÓLOGO


 Prólogo

Bea

 
   - A  ver, repasemos: ropa, neceser, dinero, móvil, cámara, iPod, cargadores, libros… Mm… sí, parece que está todo.
Repasaba cautelosamente la lista que llevaba meses escrita. Una lista llena de ilusión, que contenía todo lo que tenía que llevarme a éste gran viaje. Seguramente el viaje de mi vida.

     - ¿Has terminado ya?
     - Sí, ya estoy lista, Mamá.
     - Pues baja ya, Mr. Williams te está esperando.
Mi madre me sonrío. Una sonrisa que escondía preocupación, pero al mismo tiempo orgullo y alegría por su hija. Y amor, mucho amor. La sonrisa de una madre que veía como su hija mayor cumplía su sueño.

     Bajé las escaleras pensando en todo lo que me había pasado en los últimos meses. Gracias a una simple fiesta donde había karaoke estoy ahora donde estoy. Jamás me hubiera imaginado que el vídeo que se grabó llegara a ojos y oídos de un productor de Hollywood: Mr. Williams. Él es el padre de una amiga mía, quien grabó el video. Su padre lo vio, me escuchó cantar y se puso en contacto conmigo. Me ofreció la increíble oportunidad de grabar mi propio álbum, con la compañía de Hollywood Records, que es la discográfica de mis artistas favoritos. Y para grabarlo tenía que mudarme a Los Ángeles, California. Todo lo que yo había podido imaginar estaba ahora a punto de ocurrir, y no sabía qué más podía pasar.

     Ahí estaba mi hermana pequeña con el pijama y soñolienta. Eran las 5:00 de la mañana. Estaban también mi madre y mi padre. Me despidieron con abrazos, muchos besos y palabras de ánimo. Mr. Williams me dedicó una sonrisa y me hizo un gesto con la cabeza indicándome que saliera por la puerta. Mi padre cogió las maletas y las llevó al coche.

  - ¿Estás nerviosa, Bea?
  - Un montón. No me lo puedo creer, Mr. Williams.
  - Dime Bea, ¿ves alguna arruga en mi cara?
  - La verdad es que no.
  - Bien, pues cuando me veas arrugas, entonces, podrás llamarme Mr. Williams. Llámame Peter.
  - Ja, ja, ja. Entendido Peter.
  - Estás muy guapa por cierto.
  - Gracias – le dediqué una sonrisa.


     Entré en el coche. De nuevo pensé en todo lo que me estaba pasando y en lo que iba a suceder. Echaría un montón de menos a mi familia, a mis amigos, a mi pequeña ciudad Almería, a todo a lo que estaba acostumbrada, a mi colegio… Un número incontable de pequeñas y grandes cosas que me había construido como persona, que eran parte de mi vida, de mi rutina. Pero también tenía en la cabeza la gran oportunidad de cumplir mi sueño que tenía. Volví la vista atrás, y vi a mi familia saludando con la mano. Devolví el saludo. Una gran sonrisa resplandeció en mi rostro, al mismo tiempo que una tímida lágrima asomaba por mi ojo derecho.

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